Visita al Remolar y Can Dimoni a finales de mayo

Garceta común pescando

Durante marzo, abril y mayo de 2023 no ha llovido casi nada, siendo uno de los periodos de sequía mas severos de los que hay registro. En las dos últimas semanas de mayo hemos tenido algunas lluvias. Miguel Ángel y yo nos dirigimos a la riera de Sant Climent, estany del Remolar, para ver cómo está afectando la sequía a los habitantes de estos humedales.

Lo primero que observamos es que los alrededores están bastante verdes. La vegetación es abundante. Seguramente los efectos de la falta de lluvia no han llegado a manifestarse gracias a las reservas del humedal. En cualquier caso, las lluvias de los días pasados han borrado cualquier indicio de estrés hídrico. Los mosquitos abundan y atacan sin clemencia. A partir de ahora se hace imprescindible la visita a estos espacios con repelente de mosquitos.

El episodio de lluvias todavía no se ha acabado. Eso hace que el día esté algo plomizo. Hay luz, pero no luce el sol. No es la luz ideal para hacer fotos… Hoy he tenido el antojo de probar un ajuste distinto en la cámara. Voy a configurarla en modo manual. Así puedo seleccionar velocidad y apertura del diafragma libremente. Dejo en automático el valor ISO, que calculará la cámara en cada ocasión para obtener la exposición correcta. El resultado no ha sido muy bueno. Todas las fotografías tienen una especie de ruido, incluso a ISOs bajos, y parecen «flojitas». Es posible que el firmware de la cámara no trate del mismo modo un ISO fijo que un ISO automático… tendré que analizarlo con más pruebas…

Accedemos al interior de la Maresma de les Filipines por el Pont de la Vilada y antes de llegar al otro extremo vemos en una de las orillas una garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) meciéndose tranquilamente:

Justo a tiempo de sacar las cámaras y hacer unas fotos, porque enseguida emprende el vuelo (quizá por el jaleo que hemos hecho los invasores humanos al verla):

Pero… un momento… la verdad que en vuelo parece otra ave: el color blanco dominante… la cabeza azulada… los ojos rojos… Esto no es una garcilla! Es un martinete común (Nycticorax nycticorax) que debía estar escondido y también alzó el vuelo azuzado por el movimiento!

Proseguimos nuestro paseo hacia el observatorio de la Bassa dels Pollancres, como ya es habitual, intentando adelantarnos a la visita de los colegios.

Este estanque está prácticamente deshabitado. En la lejanía se ven algunos patos y poco más. Por suerte, un carricerín (Acrocephalus arundinaceus) vino a alegrarnos un poco la estancia. Hicimos bastantes fotos, casi todas insalvables por estar a contra luz. De vez en cuando se mezclaba con las hierbas, mejorando algo el colorido de las fotografías.

Como no había mucha oferta visual nos dirigimos al observatorio del Aguait de la Maresma. Cuando abrimos la puerta encontramos la caseta a rebosar de público. No había prácticamente ningún rincón donde ponerse. Miguel Ángel se sentó en el extremo derecho de la cabaña y yo conseguí un hueco más o menos por el centro. Cuando hay tanto personal es imposible conseguir el silencio, por lo que todas las aves estaban a una distancia respetable.

Como es habitual en esta época, las más abundantes eran las cigüeñuelas, que además están criando. En la isleta central se podían apreciar varias parejas de Cigüeñuela común (Himantopus himantopus) velando por sus nidos.

Al otro lado del estanque vimos aterrizar garzas reales (Ardea cinerea), moritos (Plegadis falcinellus),…

… y alguna garceta común (Egretta garzetta):

Un charrancito común (Sternula albifrons) revoloteaba por los alrededores insistentemente:

Vimos, en el agua, una pareja de cigüeñuelas (Himantopus himantopus) seguidas por la prole de dos polluelos:

El plumaje de los polluelos les ayudaba de camuflarse entre las aguas. El tributo que deben de pagar es ser patitos feos, pero no creo que les importe…

Aparecieron volando tres espátulas (Platalea leucorodia) con intención de quedarse un rato en estas charcas:

La pareja de cigüeñuelas que viajaban con sus polluelos se aproxima a una isleta bastante ocupada por otras cigüeñuelas. Parece como si uno de los progenitores se adelantara y el otro se quedara en la retaguardia con los churumbeles…

Las cigüeñuelas son, por lo general, bastante escandalosas. Y en época de cría más… Aún así, la familia que seguimos llamó nuestra atención por el jaleo que estaban armando. Se estaban peleando con otras dos cigüeñuelas adultas mientras, aparentemente, intentaban esconder a sus polluelos:

Finalmente la familia atravesó la zona de conflicto y prosiguió su viaje… No tenemos claro si por alguna causa buscaban nueva ubicación para su nido, si pretendían usurpar el espacio de otras familias o si… simplemente pasaban por allí y dada la territorialidad de estas aves, se montó la pelea… El caso es que superada la zona tensionada parece que prosiguen su viaje sin demasiadas lesiones:

El charrancito (Sternula albifrons) volvió a hacer aparición, esta vez con algo en el pico. Vimos que descendía en la isleta controlada por las cigüeñuelas. Posiblemente tenga su nido en este mismo espacio:

Quizá la presencia de una especie distinta no suponga un desafío competitivo para las cigüeñuelas…

Una de las garzas reales (Ardea cinerea) nos tuvo entretenidos siguiendo su sesión de pesca:

Entretanto, una hembra de pato colorado (Netta rufina) y una lavandera boyera (Motacilla flava) posaron para nosotros:

Antes de marchar, una nueva exhibición de pesca, esta vez a cargo de una garceta común (Egretta garzetta):

Abandonábamos ya la zona interior cuando, al atravesar de nuevo el Pont de la Vilada nos sorprendió una vez más, en la otra orilla, nuestra amiga la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides):

Cogimos el coche y nos dirigimos a Les Basses de Can Dimoni. Últimamente no encontramos gran cosa es este estanque.

Lo que más llama nuestra atención es otro ejemplo de pollito feo… No es que de adultas las fochas comunes (Fulica atra) sean especialmente bonitas, aunque tienen su gracia y elegancia… Pero de polluelos…

Debe de ser una estrategia para que no se las coman… Se diría que han pillado algo contagioso…

Decidimos ir en busca de los posaderos de abejarucos. Este año todavía no hemos visto ninguno. Al acercarnos vimos un terreno de cultivo baldío en el que había cuatro o cinco garcetas grandes (Ardea alba):

Garcetas… unas cuantas… Pero de abejarucos, nada de nada. Ya regresábamos hacia el coche cuando nos cruzamos con una libélula… a falta de abejarucos buenas son libélulas:

Finalmente… en el horizonte… lejos… sobre un cable eléctrico… con la plomiza luz en contra… un abejaruco (Merops apiaster):

Es una foto bastante lamentable de abejaruco, pero sirva para testificar que, por lo menos, hay un abejaruco en esta zona!

Al regresar al coche, a poco menos de 20 metros del mismo, estaban ellos… los últimamente omnipresentes habitantes de Catalunya… Los conejos:

Parece que había algo que les preocupaba más que nuestra presencia…

Y esto es todo amigos!


3 respuestas a “Visita al Remolar y Can Dimoni a finales de mayo”

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