Hoy toca ir al Corredor Ambiental de Somontes a El Pardo, que es un parque fluvial.
Hay un aparcamiento unos kilómetros antes de llegar al pueblo de El Pardo y también una parada de bus, así que se puede llegar en coche o en transporte público.
La idea es pasear hasta El Pardo para almorzar (segunda acepción del diccionario, que hay gente muy picajosa) y volver por el mismo camino a tiempo de comer en casa. Y por el camino intentar ver todo lo que se pueda.
Nada más empezar, en el río, había un pato que no conocía, un tarro canelo. Empezamos bien.



Había también patos de los de siempre, ánades azulones. Parecía que estaban subiendo y bajando el río en aquella zona, y me pareció que eran un poco más pequeños que los de unos meses antes, así que es de suponer que estos son de la nueva generación.

Más adelante dos hembras con sus patitos


y el papá escaqueándose

Llega un momento en el que el camino se aleja un poco del río, y entonces se puede ver otros pájaros que son más de matorral que de agua.

Al lado del camino un ruiseñor común posado en un zarzal canta con mucho entusiasmo

En cuanto notó que nos parábamos se escondió entre la maleza, pero aún se le podía ver

Los pájaros seguían ahí por que les oía trinar, pero no los veía por más que escudriñara entre la maleza. En estos casos hay que seguir la ley más antigua y natural que existe: la del mínimo esfuerzo. A la vista había un montón de flores e insectos pidiendo foto. Eso sí, después querré saber qué flor es la que sale en la foto, o qué bicho, y eso es un esfuerzo extra. Tenía que haberlo pensado antes, pero me lo impidió esa ley tan antigua.
Bueno, pues la flor es una manzanilla, creo, y el bicho no sé cual es

Y estos tampoco los había visto nunca

Esta es una rosa silvestre y huele igual de bien que las domesticadas

y esta es otra rosa, esta vez con visita

La visita parece una avispa, pero es una mosca (eupeodes corollae) que va de flor en flor como las abejas. Cuando le hice la foto no sabía lo que era, pero ya me había dado cuenta de que no era una avispa por los ojos de mosca que tiene. No todas las moscas iban a ser insufribles.

y, por supuesto, también hay mariposas


El camino nos vuelve a acercar al río otra vez, ya en el pueblo de El Pardo. No hay tanto matorral, por lo que aparecen otros pájaros como el mirlo, rebuscando por el suelo a la vez que se aleja de nosotros.

mirlo común escarbando en busca de bichitos que comer
Y no podía faltar el petirrojo europeo, que no huyó como como hizo el mirlo. Se quedó cantando en una rama tranquilamente

Con el río ya a la vista vuelven a aparecer los azulones

y una gallineta común alejándose

También estaban por allí un par de pájarillos desconocidos


podría ser un gorrión, pero no lo sé.
Y otros que casi seguro que son gorriones


Ya habían pasado más de dos horas y estábamos en El Pardo, así que a almorzar se ha dicho. Además el almuerzo es una ocasión inigualable para ver a los gorriones en acción antes de empezar el camino de vuelta.


Nada más salir de El Pardo este gato estaba acechando tranquilamente, espero que sin éxito por que seguro que le dan bien de comer en casa

El camino de vuelta fue más rápido: empezaba a hacer calor, ya había mucha gente por los alrrededores y, supogo que por eso, no había tanto pájaro. Ya llegando al aparcamiento, en el río había otra ave que solo había visto en fotos, una pareja de gansos del Nilo con sus pollitos

estaban muy despreocupados a pesar de que, como el gato, acechaba desde el aire un milano negro


pero no pasó nada, el milano tenía pinta de haberlo pasado mal últimamente.
Y ya para terminar, antes de subir al coche, aparecieron unas golondrinas (estoy casi seguro) armando jaleo. No mucho pero sí lo suficiente.



Por cierto, allí estaba la tortuga de siempre a punto de darse un chapuzón. Algún día me enteraré de qué clase tortuga es esta.

Pues aquí termina el paseo de Somontes a El Pardo. No ha estado mal.